domingo, octubre 30, 2005

Ardidez ediciones presenta: 'Será que ni somos ni estamos ni nos pensamos quedar'

Tengo en la mano los últimos tres pesos que me quedan de confianza en las personas. Decido lanzarlos al aire frente a un pequeño grupo para ver quién los atrapa y amorosamente se hace cargo de ellos. Como si hubieran sido tirados al grito de "¡al que le caiga le hiede!", todos se esfuerzan por esquivarlos. Los últimos tres pesos que me quedan de confianza en las personas caen al suelo y, como ya los besó el diablo, ni quién quiera recogerlos.

¿Vio con qué simpática analogía pude explicar que yo ya no pido ni quiero ni espero nada de nadie? ¿Vio?

A mí ya me anda valiendo madres todo. Que al cabo que ni quería.

Soy mujer, soy indígena y soy gay

Por lo general, a mí no me molestan los hombres más de lo que me molestan las mujeres, los ancianos o los niños. Nunca me han hecho nada especialmente malo, aunque puede que tampoco nada especialmente bueno. Soy mensa taruga para las relaciones interpersonales no importando el sexo de mi contraparte y desprecios los he sufrido en cantidades casi equitativas por parte de damas y caballeros.

Sin embargo, a veces me dan ganas de odiar a los hombres. Ponerme del lado de todas las mujeres engañadas. Andar por ahí pregonando "son hombres, son cabrones". Meterme, por puro gusto disfrazado de inocencia, en una relación destructiva en la que yo sufra y sufra y sufra hasta que me abandonen y entonces yo sufra y sufra y sufra más. Las que así lo hacen se les ve que nunca se aburren.

Seguro que yo no la paso bien porque no tengo algo definido contra lo cual canalizar mi odio.

Me voy a volver feminista, como Lupita Dalessio, como Laura León, como Maitena, y ahí los quiero ver.

¿Me estás oyendo, inútil?

martes, octubre 18, 2005

Maravillas de la voluntad

-Ojalá te mueras.
Don Pedro repetía muchas veces al día esta frase. Al levantarse, al terminar su tocado matinal, al entrar o salir de casa -a las ocho, a la una, a las dos y media, a las siete y cuarto-, en el café, en la oficina, antes y después de cada comida, al acostarse cada noche. La repetía entre dientes o en voz alta; a solas o en compañía. A veces sólo con los ojos. Siempre con toda el alma.

-Ya lo maté.
¿A quién y cómo? Algunos sonrieron, queriendo tomar la cosa a broma. La mirada de Don Pedro los detuvo. Todos nos sentimos incómodos. Era cierto, allí se sentía el hueco de la muerte. Lentamente se dispersó el grupo. Don Pedro se quedó solo, más serio que nunca, un poco lacio, como un astro quemado ya, pero tranquilo, sin remordimientos.

No volvió al día sigiente. Nunca volvió. ¿Murió? Acaso le faltó ese odio vivificador.

(Octavio Paz)



Cuánta falta me va a hacer ese odio vivificador.


Yo -no- me voy a morir.

(T A06, CRLTS)




"Tengo lo que más se parece al amor
y no sé si realmente es la soledad lo que llevo aquí."

sábado, octubre 15, 2005

(tap, tap, tap)

Trencitas rubias se murió a mitad de un concierto y nadie se dio cuenta, ni siquiera porque traía las tripas de fuera (claro, estaba oscuro, había mucho ruido y todos estaban borrachos ¿quién se iba a fijar en semejante nimiedad?). Trencitas rubias estaba muerta y nadie se daba cuenta; la seguían obligando a bailar. Alguien por fin la abrazó, sintió lo viscoso de su sangre, descubrió que la habían matado, que no bailaba, que su cuerpo era llevado y traido, que estaba muerta, que nadie se daba cuenta.

¿Hasta cuándo alguien me irá a abrazar a mí?

martes, octubre 11, 2005

La pinche puta cotidianidad

Cuando estoy con alguien, espero y tolero una de estas dos reacciones: que me sonría o que me miente la madre; nunca nunca que, después de un largo silencio, me mire de reojo, bostece y diga con somnolencia "hay que ver qué hay en la televisión".

Los días se pasan. Quizá haya algo que nunca deje de interesar. (Yo no.)

viernes, octubre 07, 2005

Yo quiero ser feliz

Y por si lo que necesito es cambiar mi actitud, ahorita mismo la cambio, faltaba más.

Chapatearé mis mejillas, enrularé mis cabellos, y verán lo dulce que puedo llegar a ser.




Felicidad: ahí te voy.




Somewhere over the rainbow,
way up high,
there's a land that I heard of
once in a lullaby.

martes, octubre 04, 2005

Son solamente simplismos

En la prepa tuve una amiga que fue mi amiga porque su única otra amiga, cuando se enojaba porque su computadora no prendía, le apagaba de súbito la de ella para estar parejas en el atraso en la clase de computación. Después fuimos amigas porque la quisieron secuestrar y se tuvo que ir a una casa por el camino a la mía y tomábamos el mismo camión de regreso de la escuela. Después fuimos amigas porque, aún sin que la quisieran secuestrar de nuevo, se cambió a un lugar que queda justo atrás de donde vivo yo. Finalmente, fuimos amigas porque nos caíamos bien.

Las razones para tener amistades son simples.

También para perderlas.

La comunicación humana no debería existir.

Qué gran petición esa de ¿me coses la boca, por favor?* Y los oídos y los dedos y los ojos.

Un costal de yute para vivir dentro de él, eso quiero (necesito) yo.


Otra vez la palabra inútil: perdón.

Memoria y olvido (fallas esperadas)

Tuve en la mano un cuchillito listo para cortar. Yo por eso no-saber, no-hablar, no-estar.

Y de pronto me acordé que estaba bien cansada, y que algo me dolía, y que me estaba quedando sin fuerzas, y que ya no quería, y que ya no podía, y que estaba condenadamente sola.

La palabra más inútil: perdón.

Todavía me queda un deseo, froto la lámpara, choco tres veces mis tacones, yo lo que quiero es irme a dormir para nunca más tener que decir: adiós.

domingo, octubre 02, 2005

"Es como que tu abuela te obligue a que le ayudes a matar a tu gallina favorita"

Yo tuve que escribir esto:

Las 100 funciones del montaje "Impecable y diamantina" estuvieron dedicadas a los estudiantes que murieron el 2 de octubre, a los detenidos el 28 de mayo en Guadalajara y a los presos políticos.

Y me dieron muchas ganas de llorar.



Los odio a todos.